María Zambrano


María Zambrano nace un mes de abril de 1904 en Vélez-Málaga, donde reside hasta la edad de cuatro años.
Junto a su familia se traslada a Segovia y estudia el bachillerato en una época en que las mujeres aprenden a coser y a “llevar” una casa.
En Madrid se licencia en Filosofía, siendo alumna de Ortega y Gasset y de Xavier Zubiri
Mujer comprometida desde muy pronto, ingresa en la FUE (Federación Universitaria Española) y es miembro de la Liga de Educación Social.

Imparte clases y colabora en prensa, desplegando una actividad incesante que se ve frenada durante unos meses a causa de la tuberculosis que padece. Fue la suya una salud frágil en contraste con una gran fuerza vital.

En 1930 publica “Horizonte del Liberalismo”. Nombrada profesora auxiliar de Metafísica en la Universidad Central, sustituirá a Zubiri.

Por entonces trabaja en la que va a ser su tesis doctoral " La salvación del individuo en Spinoza" y colabora en “La Revista de Occidente”, “Cruz y Raya” y en “Hora de España” desde su primer número.

Conoce y entabla amistad con Bergamín, Cernuda, Jorge Guillén, Miguel Hernández, Maruja Mallo y Rosa Chacel, quienes acuden a sus reuniones dominicales, recuperando la tradición de los salones literarios del siglo XVIII.

En septiembre de 1936 se casa con Alfonso Rodríguez Aldave, recién nombrado secretario de la Embajada de España en Santiago de Chile, emprendiendo viaje a La Habana donde conoce a José Lezama Lima, al que le unirá una estrecha amistad.

El matrimonio regresa, de Cuba al año siguiente; él para incorporarse a filas, ella, para colaborar con la República como Consejera de Propaganda y de la Infancia Evacuada. La guerra ya estaba perdida por eso dijo siempre que volvió. Su coherencia la lleva a mantener su compromiso hasta el final, permaneciendo en el puerto de Valencia hasta el rescate del último niño republicano salvado del desastre de la contienda.

El 28 de enero de 1939, María Zambrano parte rumbo al exilio.Cruza la frontera a pie, sin privilegios, del brazo de Antonio Machado. Primero Francia, luego México. Nombrada profesora en la Universidad San Nicolás de Hidalgo, en Morelia conoce a Octavio Paz y a León Felipe.

Publica “Pensamiento y Poesía en la vida española” y “Filosofía y Poesía”.

Con su método filosófico que ella denomina la “razón poética”, intenta que el corazón y el espíritu penetren en la esencia de las cosas mediante una simpatía de connaturalidad, una razón siempre “naciente” que dé cuenta de la recepción vital de los acontecimientos.

Filosofía y poesía, poesía y filosofía, se entremezclan en su obra… ¿No será posible que afortunadamente la poesía recoja todo lo que la filosofía sabe, todo lo que aprendió en su alejamiento y en su duda para fijar lúcidamente y para todos su sueño?.

Filosóficamente hablando, María Zambrano es hija del existencialismo.

Denuncia en su obra el carácter androcéntrico del discurso filosófico masculino, corpus que minusvalora la valía y la aportación de mujeres como Rosa Luxemburgo, Edith Stein, Simone Weil, Simone de Beauvoir y Hanna Arendt, entre otras. Mujeres que contribuyeron a la transformación del pensamiento europeo y propone una filosofía alternativa, basada en el “saber del alma”, que contemple e incorpore la especificidad femenina.

En 1946 en París, encuentra a su hermana al borde de la locura, tras ser torturada por los nazis. Permanecerán juntas hasta su muerte acaecida en 1971.

En 1948 se separa de su marido y vuelve a La Habana acompañada de su hermana hasta 1953, trasladándose posteriormente a Roma donde desarrolla una gran actividad literaria, publicando “El hombre y lo divino”, “Los sueños y el tiempo”, “Persona y democracia”.

En 1964 abandona Roma. Tras ser denunciada por un vecino fascista, a causa de los gatos que mantenían en el piso, es obligada a dejar el país en el plazo de doce horas. Se instala en el Jura francés y escribe “Claros del bosque” y empieza “De la aurora”.

En 1981 se le otorga en nuestro país, el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, regresando a Madrid en 1984 tras cuarenta y cinco años de exilio.

Se convierte en la primera mujer a la que se le concede el premio Cervantes de Literatura en el año 1988.

En su obra aboga por el compromiso del intelectual en la democracia.

En 1991, ya enferma, le dice a su amigo Edi Simons: "Estamos en la noche de los tiempos, hay que encontrar el cuerpo glorioso."

Fallece en Madrid el 6 de febrero de 1991.

Su cuerpo descansa bajo un naranjo y un limonero. Sobre su lápida un verso de “El Cantar de los cantares” de San Juan de la Cruz que ella misma dispuso que le acompañase al exilio del que nunca volvería…Surge amica mia et veni (levántate, amiga mía y ven).

En conmemoración del centenario de su nacimiento la Junta de Andalucía ha realizado la siguiente página web: http://www.centenariomariazambrano.com/

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