Fue pionera en el desarrollo de la kinesiología en la Argentina, sus escritos sobre este tema configuraron la base de esta disciplina en la Argentina, fue además una militante política que lucho sin descanso hasta lograr mejoras en la condición civil y política de las mujeres.
Cecilia Grierson es, sin duda alguna, una de aquellas mujeres ilustres con las que ha contado nuestro país en el siglo pasado, y que ha marcado senderos para los tiempos que vivimos.
La Dra. Cecilia Grierson es una personalidad de la sociedad argentina que desarrollo incontables proyectos para el progreso de la práctica médica entre los fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. La obra de la Dra. Grierson traduce su preocupación por brindar desinteresadamente respuestas concretas a las necesidades de un naciente sistema de salud. Su ingenio y perseverancia le permitió adaptar con éxito ideas de avanzada en un medio donde el valor de la salud fue generalmente poco apreciado por la comunidad.
Lejos de los laboratorios experimentales, los ambientes catedráticos y los revolucionarios descubrimientos de la medicina europea del siglo XIX, la doctora Grierson logró una exitosa fusión entre el arte de enseñar y el arte de aliviar a los necesitados. Su agudo poder de observación sobre un número de necesidades básicas de la salud pública le permitió desarrollar acciones exitosas traducidas rápidamente en estrategias docentes.
Cecilia Grierson nació en la Ciudad de Buenos Aires el 22 de noviembre de 1856. Era una de seis hijos del matrimonio entre Juana Duffy y John Parish Grierson, hijo de William Grierson, un colono escocés que se estableció en Monte Grande en 1825 durante la presidencia de Bernardino Rivadavia. Su primera infancia transcurrió en las estancias de su padre, primero en la República Oriental del Uruguay y más tarde en el distrito de Gena, provincia de Entre Ríos. Completó sus estudios primarios en destacados colegios ingleses de la ciudad de Buenos Aires, y regresó a Entre Ríos para ayudar a su madre en el cuidado de sus hermanos y en el sustento económico de la familia desvastada por la muerte de su padre y la situación de violencia política que vivía el país.
En 1873, a los 14 años de edad y siendo aun estudiante, comenzó a trabajar con su madre como maestra rural.
De regreso en Buenos Aires, se recibió de maestra en 1878. Recién recibida, el director general de escuelas, Domingo Faustino Sarmiento le ofrecería un cargo en una escuela de varones.
En 1882 ingreso en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Buenos Aires. El 20 de enero de 1885, se dirige al decano de la Facultad de Medicina Dr. Pedro Pardo diciendo “Como el Sr. LLovet renuncia a su cargo de preparador de histología patológica, solicito se me nombre en su reemplazo. Todo el año me he dedicado a esa práctica y soy considerada una de las mejores alumnas en la materia”. Entre 1885 y 1888 la estudiante Cecilia Grierson fue ayudante de histología en la Facultad de Medicina.
Siendo todavía estudiante fundó, en el ámbito del Círculo Médico Argentino, la primera Escuela de Enfermeras del país. Entre otros aportes, Cecilia Grierson estableció el uso del uniforme de enfermera el cual fue adoptado por la mayoría de los países latinoamericanos. Corría el año 1885.
En 1888 era ya practicante menor del Hospital Rivadavia. En 1889 se graduó como médica con una tesis sobre ginecología y comenzó a ejercer en el Hospital Ramos Mejía. Se había graduado la primera médica de Sudamérica.
La doctora Grierson desarrolló una intensa actividad docente en todos los estamentos de la educación argentina, fue una luchadora incansable por desarrollar la puericultura, y además fue precursora de la enseñanza de ciegos y sordomudos. Fue, además, pionera en la enseñanza de los primeros auxilios y en ese afán de hacer funda en el año 1892 la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios, a través de ella realizó una importantísima labor de divulgación de esta disciplina.
Dio conferencias, cursos, seminarios y además escribió su libro El masaje práctico, que tuvo tanta difusión, que se convirtió en uno de los primeros antecedentes de la kinesiología en lengua castellana, constituyéndose en el más importante antecedente de la kinesiología argentina.
Al final del siglo XIX viaja a Europa, donde desarrolla una intensa labor de perfeccionamiento, y asiste al Congreso Internacional de Mujeres en la ciudad de Londres, donde por sus antecedentes es elegida vicepresidenta de tan importante evento.
En su afán de elevar el nivel cultural de las parteras, funda, también, la Asociación Obstétrica Nacional, entidad que también edita la revista “Obstétrica”.
Tuvo una vida política muy intensa, fue una destacada militante del Partido Socialista Argentino, allí junto a ilustres mujeres como Alicia Moreau, Elvira Rawson, iniciaron la lucha por los derechos civiles y políticos de las mujeres, que se verían plasmados tiempo más tarde con la reforma del Código Civil, con la incorporación de muchas de las demandas acerca de la condición de la mujer en el país, como la posibilidad de disponer de sus propias ganancias, formar parte de sociedades civiles o mercantiles, entre otras. Luego otra mujer, Eva Duarte, tomaría la posta y daría a luz la Ley del Voto Femenino.
En 1907 fue nombrada profesora de ciencias en el Liceo de Señoritas de la Capital, e inauguro en el país el primer curso de ciencias domésticas tratando temas de puericultura y primeros auxilios. Esta actividad fue coronada con la publicación del libro “Cuidado de Enfermos”
En 1916 se retira de su actividad docente asistencial cansada y enferma. “…ya la voluntad no puede manejar la máquina, ya se acallan los afanes, sólo en los días tibios en que brilla el sol se despierta una llena de proyectos y dispuesta a principiar obras o concluir las empezadas; pero a poco de andar, invade el cansancio, la indiferencia…”
Al final de su vida, Cecilia Grierson sufrió la pobreza y debió sobrevivir con una magra jubilación. Solía veranear en una casa en los Cocos (Pcia.de Córdoba) y en esa localidad donó la Escuela Nacional N º 89 que lleva su nombre por decreto del año 1935 del Consejo Nacional de Educación.
La doctora Cecilia Grierson murió el 10 de Abril de 1934 en una casa de la calle Conesa al 2147 en el barrio de Belgrano. Durante el ejercicio de su profesión había adoptado el lema “res non verba” (hechos no palabras).
Su vida fue un ejemplo de tenacidad, de compromiso, de lucha, además de ser una incansable precursora de los derechos civiles y políticos de las mujeres argentinas.
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