Cursa sus estudios en la universidad de Columbia donde recibe la influencia de Clarence White, maestro consagrado de la lente, en la línea del diseño geometrizante y con tendencias a la abstracción siguiendo el estilo de Arthur Wesley Dow.
Todo ello hace que, a diferencia de otras fotógrafas contemporáneas cuya obra queda acotada a los motivos domésticos o al retrato, Margaret Bourke-White se encamine en la línea de la fotografía industrial, convirtiéndose en pionera en esta rama. Iniciará su carrera profesional en las fundiciones de Cleveland (Ohio).
Contrae matrimonio por vez primera a la edad de 18 años y ello le supone un paréntesis en su carrera ya que deja todo para volcarse en la vida familiar y no será hasta el año 1927, cuando se separe, que retome todas sus actividades y prosiga sus estudios, pasando por cinco universidades, llegando incluso a graduarse en Herpetología (reptiles).
En 1929 es contratada por Henry Luce para la revista “Fortune”, en la que trabajaría hasta 1936. Su labor consiste en la documentación de plantas industriales de embalaje en Chicago y de producciones de vidrio de Nueva York. Allí conoce al que será su segundo marido, el escritor Erskine Caldwell del que también se divorciaría en 1942.
En 1935, cuando Henry Luce funda la revista “Life”, otra de las más prestigiosas de su tiempo, Margaret, realiza la portada y el principal reportaje del primer número, pasando a formar parte del equipo permanente de dicha publicación.
Se convertirá en la primera reportera gráfica acreditada por la armada estadounidense cuyo objetivo fue testigo de las imágenes estremecedoras de los campos nazis de exterminio, en el momento de su liberación por los aliados durante la II Guerra Mundial. Ese documento quedaría plasmado para la posteridad en su obra “The Living Dead of Buchenwald”.
Igualmente impactantes serían sus trabajos sobre las víctimas de las inundaciones en 1937 en Louisville (Kentucky) y sobre los años de la Depresión en Estados Unidos, que publicaría en “You Have Seen Their Faces” (1939), mostrando el carácter subversivo y la fuerza del lenguaje visual.
En pleno auge del fotoperiodismo, será también la primera reportera del “otro” bloque (del oeste) en la década de los treinta que pueda entrar en la Unión Soviética.
Mujer decidida donde las haya que, cámara al hombro, no se amilana y se adentra en el corazón de los conflictos, cubriendo entre 1949 y 1953, el “apartheid” en Africa y la guerra con Corea, las luchas de liberación de los hindúes, -son famosos sus reportajes sobre Gandhi-, y las paupérrimas condiciones de vida de los mineros negros en Sudáfrica.
En 1953 empieza a sentir los primeros síntomas de Parkinson aunque su vitalidad y autodisciplina le hacen continuar trabajando hasta el final de sus días.
En 1971 fallece en Connetica a la edad de 67 años.
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